martes, 31 de octubre de 2017

VIVIR LA FE DESDE EL LOGOS


En el principio era el verbo y el verbo era Dios, inicia el profeta Juan (1:1) en las sagradas escrituras. Para la teología cristina, el verbo o hijo de Dios  es el logos (Del gr. λγος lógos).  Desde la filosofía, logos, entre otras acepciones, se refiere a palabra, discurso, sentido, significado, propósito.

No es por el acaso o azar, que esta interesante frase de Goethe “En el principio era el Sentido”,  haya servido de título a uno de los libros sobre reflexiones en torno al Ser Humano, del neuropsiquiatra y Doctor en Filosofía Viktor Frankl, creador de la Logoterapia y el  Análisis Existencial [1].

Hablar de la Fe (Del latín, fides) -primera virtud teologal-  es afirmar la existencia de Dios;  pero también, podemos entenderla como esa seguridad y confianza que nos genera algo o alguien. Es esa palabra dada o promesa que hacemos y que asociamos al valor compromiso.

La Fe, entonces, nos brinda confianza,  que significa esperar con firmeza y seguridad, que deviene en esperanza y como decía Frankl,  el hombre es hijo de su pasado, mas no es esclavo de éste y es padre de su porvenir.  Por ello, la logoterapia mira hacia adelante, a los cometidos y sentidos que el hombre  tiene que realizar en el futuro, ampliando su campo visual que le permita  ver un sinfín de posibilidades y alternativas que lo construya; ya que el Ser es inacabado y solo  se completa al término de su vida.

Cuando vivimos desde el logos, vivimos en la Fe,  descubriendo y abrazando el Sentido, que podemos verlo de dos maneras: sentido de la vida y sentido en la vida. El sentido en la vida, no es otro que  la situación concreta, el momento, del aquí y el ahora, en las experiencias que vivimos, en la cotidianeidad; mientras que el sentido de la vida, es la suma día a día de esos momentos; vale decir, el transcurso de nuestra existencia[2].

Si tenemos Fe, quiere decir que creemos en algo y de modo especial, en las personas  y precisamente con su confianza reforzamos la nuestra para trascender,  que es salir de nosotros para encontrarnos existencialmente con el otro, dirigirnos hacia el  , que se convierte en nosotros y hacia Dios, mediante el servicio y el sentido, desplegando así nuestra dimensión espiritual.

En palabras de Frankl:   “… el primer hecho antropológico humano es estar siempre dirigido hacia algo o alguien distinto de uno mismo: hacia un sentido que cumplir o un ser humano que encontrar, una causa a la cual servir o una persona a la cual amar. (…) eso es auténticamente humano porque se olvida de sí mismo y se concentra en alguien o algo fuera de sí mismo”. Más allá de ese Sentido, Frankl  hace referencia al Suprasentido o ultra Sentido, que trasciende al hombre excediendo su capacidad intelectual y sólo se puede tener acceso a él a través de la Fe.

De otro lado, podemos ver la Fe, como ese gesto que experimenta el niño en los brazos de sus padres, que lo hace sentir seguro que no caerá; así como también, la Fe, es esa confianza primigenia, cuando el embrión se anida al útero de la madre al momento de la concepción.


Es trascendental la Fe del hombre en el Sentido; incluso, desde que el hombre comienza a respirar ya cree en un Sentido, esa es la voluntad de Sentido, la fuerza que lo mueve, que es uno de los pilares de la Logoterapia, al igual que la libertad de la voluntad y el Sentido de la Vida. Hasta un suicida, cree en un Sentido, sino de la vida, al menos de la postvida, de la muerte. Si no creyera en sentido alguno, sería incapaz de mover un dedo o de tomar tal determinación[3].
Frankl, haciendo alusión a su experiencia personal, señalaba que, si el prisionero perdía la Fe en el futuro -su futuro- estaba condenado, perdía asimismo, su sostén espiritual,  se abandonaba y decaía y se convertía en el sujeto de aniquilamiento físico y mental…Se limitaba a quedarse allí, sin apenas moverse.
La Fe, bajo la visión logoterapéutica, se comprende, no  como un pensamiento del que se ha quitado el nivel de la realidad de lo pensado, sino un pensamiento incrementado con la existencialidad.  Sería interesante responder ante la vida, si realmente queremos permanecer inmóviles? O nos decidimos por  esa fuerza que nos mueve (Sentido) y nos hace seguir adelante, pese a las circunstancias?

La invitación es a vivir con Fe y así, obtendremos respuestas a los para qué  de lo que nos toca vivir, sobre todo, con coraje. Los para qué,  nos llenan de esperanza, es una mirada hacia adelante, resignificando nuestras vivencias, haciéndolas  conscientes en el presente y proyectándolas al futuro.  Un futuro que necesariamente no tiene que ser inmediato,  al menos en tiempo cronológico (gr.Chrono) sino verlo como ese momento oportuno, el “tiempo de Dios” (kairós). Vivir la Fe desde el logos, es vivir lo humano del Ser humano ¡más el Sentido de Ser Humano! [4].  




[1] Frankl, V. (2014). En el Principio era el Sentido. Barcelona: Paidós.
[2] Frankl, V. (1980). Psicoanálisis y Existencialismo. México: Fondo de Cultura Económica.
[3] Frank, V. (1977) La Presencia Ignorada de Dios. Barcelona: Herder.
[4] Frankl, V. (1998). El Hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder.


Mariela Yánez Díaz

Directora del Instituto Venezolano de Logoterapia y Análisis Existencial 

“Viktor Frankl”




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