En estos días tan duros que se
viven en nuestro país ¿qué debe prevalecer? Quizá algunos piensen que el
optimismo está devaluado y opten por la resignación a la que también llaman conformismo,
otros sienten que seguir luchando desde su trinchera es la mejor de las
opciones, una parte afirma convencida que su centro son sus metas personales
pues esta onda patriótica no es lo suyo.
Ahora bien intentar encontrar un
enlace entre tantos puntos de vista puede resultar una tarea difícil pero si
vamos a lo práctico existe algo en común en esta realidad y eso
indiscutiblemente nos une, todos somos Venezolanos y como tal nos debe
interesar todo lo que ocurre en esta tierra, nuestra tierra.
Esta reflexión no va dirigida a
un grupo específico sino a una especie de filosofía circunstancial que surgió
estos últimos días en la que prevalece “la indiferencia” de la cual muchos
hablan y causa preocupación, es cierto que todos los seres humanos tenemos
fortalezas individuales que nos hacen únicos, sentimos, actuamos y anhelamos a
nuestra modo, pero existen excepciones que hacen cuestionar algunas cosas.
Históricamente estamos en un
punto crucial en el que nuestro país y nuestros hermanos necesitan de todo el
apoyo posible porque vivimos en un mismo hogar y si algo falla nos afecta a
todos, no hay lugar para el individualismo, por muy duro que esto parezca
debemos procurar que el bien sea colectivo, somos seres sociales y no se
permite la frase “si yo estoy bien los demás no importan”.
Evocando de manera sutil la búsqueda
de sentido que extraordinariamente nos enseñó Viktor Frankl es nuestra
dimensión espiritual la encargada de salir a flote y ser protagonista en estos
tiempos difíciles, es la más fuerte de todas y sin embargo muchos desconocen su
verdadero significado, y centran sus esfuerzos en dar paso a la adaptación y a
la contemplación impasible de lo injusto.
Me niego a que lleguemos al punto
crítico de la apatía y que el término impertérrito se vuelva común, se instale
y se fije no solo en las acciones sino en los corazones de tanta gente buena
que decide cerrar los ojos o mirar a la nada ante el abuso inhumano y vil del
que otros son víctimas mientras luchan por recuperar lo que sienten les fue
arrebatado de sus vidas... y ese algo, es todo, es mucho, es nuestro, es
Venezuela.
Estas líneas no buscan aludir a
nadie solo esperan acciones que incluyan un todo, en el que se tenga conciencia
del aquí y del ahora, del estar presente en este proceso por el que atravesamos
y del que saldremos victoriosos si somos capaces de reconocer lo que ocurre a
nuestro alrededor y entender que lo que le duele a muchos parafraseando
nuevamente a Frankl no es el dolor físico sino la humillación que provoca la
injusticia... y ese sentir no es exclusivo de algunos, es colectivo, porque
desde cualquiera que sea la ideología a la que se es fiel, en esta realidad
todos salimos perjudicados pero tenemos la fuerza y el poder suficiente para
luchar, deshacernos de etiquetas y permitirnos una vida mejor, con el sentido
que deseemos y no con lo que otros consideren que es lo que merecemos.
Pues esta pesadilla no puede ser
el sueño asignado, debe ser la circunstancia que sirva como antesala al tan
anhelado triunfo…Bien lo decía el Padre Pio: “Procura no inquietar tu alma ante
el triste espectáculo de la injusticia humana. Sobre esta injusticia verás un
día el triunfo definitivo de la justicia de Dios.
María
F Montano R.
Lcda.
En Enfermería UC
Estudiante
de Psicología Clínica UAM.
Alumna
del Instituto Venezolano de Logoterapia y Anális Existencial Viktor Frankl
Instagram:
@mafermontano_r
No hay comentarios.:
Publicar un comentario