lunes, 24 de septiembre de 2018

La logoterapia en mi cotidianidad




     La primera vez que escuché hablar de Logoterapia, fue en mi segundo año de residencia en el postgrado de psiquiatría, estudios realizados entre el año 2009 y el 2012 en el I.A.H.U.L.A, Mérida-Venezuela. En aquella oportunidad el servicio trajo como invitada a María Isabel Rodríguez Fernández, Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid, Médico Psiquiatra y Master en Psicoterapia por la Universidad Autónoma de Madrid.
 Parte del trabajo de investigación de la Dra. Rodríguez, se ha centrado en la búsqueda de una perspectiva integral en la que se tenga en cuenta, desde la psicología y la psiquiatría, la dimensión espiritual del ser humano, siendo este un ámbito que ha supuesto la publicación de diversos artículos y participación en libros como: Hacia una definición de la Filosofía Personalista (Ed. Palabra, 2006), La búsqueda de sentido en el siglo XXI (Asociación Española de Logoterapia, 2006), entre otros.
     Recuerdo haber quedado completamente maravillada con aquella manera tan diferente de hacer psicoterapia. Era un modelo definitivamente ajeno a aquel con el cual estaba familiarizada, luego de dos años de residencia en un postgrado de psiquiatría, en donde la psicoterapia forma parte importante del pensum. Para entonces, lo cognitivo conductual, lo psicodinámico y formas muy simples de psicoterapia de apoyo eran nuestras herramientas a la hora de hacer intervención con los pacientes.
     Logoterapia, ese término que abarcaba todo lo que ya venía tomando forma de filosofía de vida desde mi adolescencia, el hombre y su imagen tridimensional por sobre la tradicional descripción bidimensional en el saber psicológico, la dimensión espiritual del hombre, el sentido de la vida, la voluntad de sentido, la libertad de voluntad, todo esos términos, ya eran parte de lo que intuitivamente aplicaba para entonces en el contexto de mi acercamiento al hombre. Ahora tenían definiciones, pertenecían a un modelo de psicoterapia, podía aplicarlo, podía justificarlo, pero sobre todo podía experimentarlo en mi misma, en el otro ¡Gracias Viktor Frankl!
     Era como llegar a casa, era nueva, pero me sentía cómoda, muy cómoda en realidad. Inmediatamente me interesé en conocer más sobre la vida de ese hombre extraordinario, adquirí el libro “El hombre en búsqueda de sentido” e inicie su lectura…no pude pasar de la página veinte, lloraba con una profunda tristeza, el desconsuelo se apoderó de mí.
 Lo reconozco, sufrí el libro, sentí rabia, asco a veces, los relatos me paralizaron, en fin, me conmovió hasta los tuétanos, me costó mucho esfuerzo terminarlo, pero como generalmente concluyo lo que inicio, así fue, logre finalizar y devorarme hasta la última página. Cinco años después, lo volví a leer, esta vez no lloré, simplemente sentí un profundo sentimiento de paz y aceptación.
     ¡La desesperanza es sufrimiento sin sentido…Voila! Descubrir el sentido, responderle a la vida, en vez de interrogarla a ella, ¿Qué se oculta detrás de cada acontecimiento? Aprender a autodistanciarse, mirar desde arriba como le digo yo, aplicarlo a la cotidianidad, reconocerte como un ente espiritual, pero sobre todo sentirlo, vivirlo, experimentarlo.
     Venezuela y su reciente contexto político-económico y social, me ha puesto a prueba, me he hecho responsable, mi actitud es lo único que puedo controlar, debo recordármelo constantemente, vivir con coraje, encontrar el cómo, sigo siendo un proyecto que se modifica cada día, lidiando con la incertidumbre, la angustia, el sufrimiento, la muerte, real o simbólica y a la vez, en paralelo viviendo lo mismo con mis consultantes. Arropándolos en sus dolores de parto, mirándolos desde la compasión y desde la esperanza de aquel que se sabe un ser multidimensional, que mira a otro mientras se construye, mientras se descubre, mientras le da sentido a su experiencia, y espero pacientemente, cada quien tiene un tiempo, pero todos al fin y al cabo llegamos. Ese encuentro sanador, pues sanan ellos y a la par sano yo, maravillosa experiencia, ¡gracias mil veces Viktor Emil Frankl!


Mérida, a los 22 días del mes de Agosto de 2018.


Artículo por: Norma Manchego


Diplomado en Logoterapia, Análisis Existencial y Sentido de Vida (IV Cohorte).


1 comentario:

  1. Gracias por este artículo; lo siento como un testimonio auténtico y despojado de poses, por lo que me identifico plenamente. Muy pertinente la referencia a Venezuela, también mi país, donde vivo, y dónde debemos poner en práctica cada día precisamente eso: descubrir el sentido de la vida, sin el cual pereceríamos.

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